Narrativa & Cuento
1° Premio del Concurso Premio Estimulo Literario para la escritora Mercedes Alicia Mouilleron, su obra se titula “Recuerdo” y está radicada en la Ciudad de Cipolletti, Provincia de Río Negro
Sentí como mi corazón se hacía pedazos por haberte perdido… por extrañarte.
Tuve la necesidad de salir, sin saber dónde ir, ni cuando volver. Sin embargo el camino me llevó allí, al viejo sitio.
Sentí una sensación de paz, bienestar y hasta de alegría. Por fortuna tenia conmigo la antigua cámara.
Habían pasado algo más de 30 años. Advertí que mi corazón latía con fuerza. Nunca había pensado volver y sin querer me encontraba allí.
La tranquera…el oxidado galpón… el rechinar de un molino, que aún ofrecía agua pura y fresca.
Fueron esas las primeras imágenes que pude capturar en mi cámara, en mis ojos, en mis oídos.
Mi madre allí, en su huerta regando y quitando malezas. Así la vi, iluminado su rostro por el reflejo del sol que asomaba poco a poco. No había asombro en ella. Yo conocía su sabiduría… y sin duda sabía por qué yo estaba allí.
Junto al galpón estaba, como siempre la yegua zaina atada al sulky que nos llevaba a la escuela. Acaricie su pelaje…la presentí sin fuerzas, cansada. Había trotado demasiado por largos años.
Cerré los ojos y aspiré profundo el aroma a eucalipto mezclado al de las retamas en flor. Sentí que se inundaron mis sentidos por la inminente primavera.
Mis pasos me llevaron a la casa, el rancho de adobe que me vio nacer… que acunó mi infancia… que me vio crecer. Cruce el largo corredor, la puerta semiabierta fue una invitación a entrar. La mesa larga tendida esperaba a todos para el desayuno, me acerque a recibir el riquísimo café en el tazón azul, endulzado con dos terrones de azúcar, mientras sobre la cocina a leña se cocía el mejor dulce de leche del mundo. No hay escritor capaz de describir tal sensación!
Toque las paredes de esa casa humilde… cálida. Esas paredes que se deshacían entre mis dedos; me hablaron de trabajo, de sacrificio, de entrega, del llanto de mi padre cuando partió y nunca más volvió… y también lloré.
Alguien me tomó tímidamente del brazo al tiempo que preguntó, ¿se siente bien? ¿Puedo ayudarla? ¿Qué hace aquí? Estas son las ruinas que pertenecían a….
Ya lo sé, interrumpí. No son ruinas… es mi historia
Y me fuí con la última foto de mi cámara.
Seudónimo MERALI
1° Premio del Concurso Premio Estimulo Literario para la escritora Mercedes Alicia Mouilleron, su obra se titula “Recuerdo” y está radicada en la Ciudad de Cipolletti, Provincia de Río Negro
RECUERDO
Era una de esas mañanas en la que sientes que la vida tomará revancha, y se cobrará unas cuantas.Sentí como mi corazón se hacía pedazos por haberte perdido… por extrañarte.
Tuve la necesidad de salir, sin saber dónde ir, ni cuando volver. Sin embargo el camino me llevó allí, al viejo sitio.
Sentí una sensación de paz, bienestar y hasta de alegría. Por fortuna tenia conmigo la antigua cámara.
Habían pasado algo más de 30 años. Advertí que mi corazón latía con fuerza. Nunca había pensado volver y sin querer me encontraba allí.
La tranquera…el oxidado galpón… el rechinar de un molino, que aún ofrecía agua pura y fresca.
Fueron esas las primeras imágenes que pude capturar en mi cámara, en mis ojos, en mis oídos.
Mi madre allí, en su huerta regando y quitando malezas. Así la vi, iluminado su rostro por el reflejo del sol que asomaba poco a poco. No había asombro en ella. Yo conocía su sabiduría… y sin duda sabía por qué yo estaba allí.
Junto al galpón estaba, como siempre la yegua zaina atada al sulky que nos llevaba a la escuela. Acaricie su pelaje…la presentí sin fuerzas, cansada. Había trotado demasiado por largos años.
Cerré los ojos y aspiré profundo el aroma a eucalipto mezclado al de las retamas en flor. Sentí que se inundaron mis sentidos por la inminente primavera.
Mis pasos me llevaron a la casa, el rancho de adobe que me vio nacer… que acunó mi infancia… que me vio crecer. Cruce el largo corredor, la puerta semiabierta fue una invitación a entrar. La mesa larga tendida esperaba a todos para el desayuno, me acerque a recibir el riquísimo café en el tazón azul, endulzado con dos terrones de azúcar, mientras sobre la cocina a leña se cocía el mejor dulce de leche del mundo. No hay escritor capaz de describir tal sensación!
Toque las paredes de esa casa humilde… cálida. Esas paredes que se deshacían entre mis dedos; me hablaron de trabajo, de sacrificio, de entrega, del llanto de mi padre cuando partió y nunca más volvió… y también lloré.
Alguien me tomó tímidamente del brazo al tiempo que preguntó, ¿se siente bien? ¿Puedo ayudarla? ¿Qué hace aquí? Estas son las ruinas que pertenecían a….
Ya lo sé, interrumpí. No son ruinas… es mi historia
Y me fuí con la última foto de mi cámara.
Seudónimo MERALI
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De la escritora Virginia Amado
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